1. Para procesar saludablemente nuestro duelo necesitamos reconocer lo que nos ha sucedido y que ello forma y seguirá formando parte de nosotros. Cuando de dolor se trata somos tentados a disimular, ignorar, esconder, negar nuestras emociones. *_“Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy angustiado. Las lágrimas me nublan la vista; mi cuerpo y mi alma se marchitan.”_* Salmos 31:9 NTV. Tomemos esta escritura como una invitación de parte de Dios y así juntos empezar a identificar las piezas de nuestra historia recogiendo cada pedazo de nuestro corazón roto.