1. Para algunas personas que han perdido a un ser querido es común tratar de salir adelante disimulando lo que ha sucedido o incluso descartar los pensamientos de dolor y sustituirlos por “pensamientos positivos.” Otros sólo dejarán volar la imaginación “cambiando los hechos” por algo que deje de causarles el terrible dolor de la pérdida. Como Dios conoce todo acerca de nosotros, nos permite leer:

“En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.” Salmos 31:1-2 

El interés de Dios en nosotros es tan real como el dolor de la pérdida, vamos a darnos la oportunidad de permitirle ser nuestra roca fuerte de refugio y recibir fuerza, cuidado y amor mientras enfrentamos nuestra realidad.

Ruth Avendaño