Un duelo silencioso… el duelo perinatal
Escrito por Lucy Mora
El 15 de octubre es un día especial, este día se conmemora la pérdida del bebé que se estaba esperando o del que llegó, pero no se quedó, es el Día Mundial por la Concientización y Visibilización de la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal. Las familias que sufren esta pérdida frecuentemente lo hacen en silencio, porque a nivel social se les da un tiempo muy corto para superar la pérdida. Cuando la pérdida es muy temprana parece que no ha existido para el entorno y es un duelo muy difícil porque tiende a ser invisible. La mirada social dice: “Son jóvenes, ya tendrán otro”, o “Ya tienes un hijo, no necesitas más, disfruta lo que tienes”; y esto llena de desolación a la familia que atraviesa este duelo ya que les toca transitar por el camino del dolor sintiéndose solos e incomprendidos.
¿Qué es el duelo gestacional?
Es un proceso que inicia con la frase “No hay latido”. El duelo gestacional ocurre tras la pérdida en un embarazo (en cualquier momento de este), o en el momento del parto. En el que se pasa del shock a la negación, tristeza, enojo-ira, negociación hasta llegar a la aceptación, sin tener estas cosas un orden de aparición. Nada de lo que se siente es bueno o malo, simplemente es. Tal vez hoy puedas sentirte identificado con la experiencia que será compartida.
Aquí una madre que habla del día del recuerdo:
“Mi complicado proceso de duelo inició con esta frase: “No hay latido”, las tres palabras que cambiaron mi historia. Hoy te escribo a ti que estás llorando sola, destrozada, confundida e incomprendida. Te escribo a ti, para decirte que somos muchas las familias que hemos perdido un bebé, que queremos que además de en nuestros corazones nuestro bebé tenga un espacio, su vida sea reconocida y nuestro dolor validado”.
El duelo experimentado por la pérdida gestacional plantea la necesidad de una explicación del porqué no pudo llegar lo que tanto se anhelaba, quedando así la incertidumbre de lo que hubiera podido ser.
“No conocí el color de sus ojos, el timbre de su voz, el sonido de su risa y de su llanto, sus habilidades y debilidades y cómo habría sido la vida con ella”.
La negación del duelo: fuente de sufrimiento
«Hay quien dice que el trabajo del duelo consiste en convertir una ausencia externa en una presencia interna». Y cómo pueden validar el dolor que deja alguien que se fue y que nadie conoció, si no hay un recuerdo social de ese bebé que valide su existencia y justifique ante los ojos de otros tu dolor.
Al vivir una pérdida gestacional la familia se enfrenta a soportar constantemente comentarios de personas que con “buena intención” tratan de aligerar el dolor, “No era nada, sólo unas células” “Y si tenía una discapacidad o una enfermedad, mejor agradécele a Dios que se lo llevó”, “pronto se te pasará”, “vuelve a intentarlo y esto quedará atrás “esto le pasa a mucha gente”, “estás joven”, “mejor así, por suerte no lo conociste, si no sería peor”, y todo esto que dicen empieza a invalidar este duelo, en este tipo de pérdidas estas frases son una constante. Entonces dejamos de hablarlo, dejamos de expresarlo. Socialmente el duelo se intenta reprimir, evitar, restarle importancia, silenciar, es un duelo negado. Y tal vez hoy te sientas identificado con esto, aunque tu pérdida sea de otro tipo.
Volver a vivir tras la pérdida de un hijo
Permiso para llorar
“Durante mucho tiempo noté que a las personas no les gustaba verme llorar, si lo hacía me daban un vaso de agua, un pastel, simplemente parecían desesperadas por encontrar un remedio que pusiera fin a mi llanto” Incluso el hecho de que mi esposo no viviera la pérdida como yo me hacía sentir muy enojada. Pronto sentí que no tenía permiso de llorar frente a otros y me negué esa posibilidad. Lloraba a solas, y me sentí culpable porque no lograba estar bien emocionalmente, y me preguntaba por qué estaba tan mal”.
Es necesario concederte el permiso para llorar. Es ese momento en el que comienzas a elaborar tu duelo, a darte permiso de expresar lo que tu cuerpo te pide a gritos.
No minimices tu duelo
Es necesario verbalizar lo que sientes, dar voz, tiempo y espacio a tu pérdida. Aun de ese bebé al que no conociste, ya lo deseabas y ya lo amabas, era un ser único e irrepetible, por lo tanto, no se puede consolar a alguien diciéndole “Eres joven, ya tendrás otro hijo”. Ese otro hijo, es otro, y no podrá sustituir al que has perdido.
El duelo duele, hay que transitarlo y hay que elaborarlo. Se tiene que vivir. El duelo de un hijo afecta a nivel físico, a nivel emocional, a nivel social, a nivel familiar, afecta tu matrimonio y la relación con tus hijos presentes y futuros.
“Mucho tiempo culpé a mi entorno por negarme la oportunidad de vivir mi duelo, tuve que silenciarlo porque no era válido mi dolor cuando parecía tener aun mucho, un esposo, un hijo, un trabajo, ¿qué más podía necesitar para ser feliz? Nadie respetó mi dolor, y hoy entiendo que era yo la que debía respetarlo y validarlo, darme el derecho de sentirlo por un tiempo sin culparme por ello”.
Hacer lo más difícil, es no hacer nada: La Escucha Activa
No hay algo más liberador para el duelo que encontrar un espacio para hablar sin miedo a ser juzgado o criticado, donde no invaliden tu dolor. Cuando los demás no viven la pérdida con la misma intensidad que tú, es muy difícil entenderlo, pero es necesario perdonar. Hoy estás en un lugar seguro.
Por definición la escucha activa es una habilidad del ser humano centrada en escuchar con atención a la persona con la que se mantiene una conversación. Es entender la comunicación desde el punto de vista del que habla. No se trata de estar pendiente de dar una respuesta, sino te tan solo oír lo que dice el otro. Sólo hay una persona que puede escuchar sin interrumpir, para quién será tan significativo escucharte que anhelará abrazarte, cuidarte y consolarte ¡Sólo Dios puede escucharte así!
La biblia dice que Dios está atento a nuestro llamado. El señor está cerca de todos los que lo invocan, sí de todos los que lo invocan de verdad (Salmo 145:18). Y también dice que…Nadie es realmente sabio, nadie busca a Dios (Romanos 3:11). En el duelo perdemos la confianza en que Dios está ahí realmente y que nos está ayudando, sin embargo, la palabra de Dios también dice que…El hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos. (Lucas. 19:10).
¡Hoy Dios te está buscando! Hoy Dios está cercano dispuesto a escucharte, hoy quiere abrazarte y consolarte, hoy quiere acompañarte en tu duelo, quiere hacerlo visible y restaurar lo que pasó. No hay mejor compañero que Él para pasar este tiempo. Él es quien da nuevas fuerzas, quien sustenta tu vida, su poder no tiene fin.
Acompañar pronto
“Recuerdo que las personas que acudieron al hospital tenían la necesidad de buscar un culpable, de culpar al médico, me hacían preguntas y pedían explicaciones como si yo pudiera saber quién era el culpable, incluso alguien me dijo, -No te cuidaste-, esas primeras palabras rondaron por mi cabeza durante mucho tiempo, pensaba siempre si sería yo la culpable de su muerte”.
Como se puede notar no siempre se acompaña bien un duelo. Si alguien quiere acompañar una pérdida gestacional necesita acudir al hospital pronto. Necesitas alguien que entienda qué difícil es para ti ese momento, que te tome de la mano y llore contigo, alguien que sepa qué hacer. Dios sabe qué hacer siempre, Él siempre ha estado ahí.
La prisa
En todas las pérdidas siempre hay mucha prisa. No se te da la oportunidad de pensar en lo que está sucediendo, de despedirte, de asimilar lo que pasa. En ese momento no puedes tomar decisiones meditadas.
Los padres necesitan espacio y tiempo para ver al bebé
No puedes cambiar lo que está ocurriendo, pero si hacer que lo vivan de forma diferente. Es necesario despedirse, hablarle, decirle a solas lo que necesites decir, cargarlo en tus brazos el tiempo necesario.
La desorganización emocional en ese momento es normal, se requiere un ambiente que lo tolere y que no tenga prisa. Ofrecerles varias veces la posibilidad de verlo, cuando la pérdida se ha dado en etapas avanzadas porque muchas veces por evitar el dolor se negarán a verlo.
“Aun recuerdo que fueron dos horas en el tiempo de recuperación que pude sostenerla en mis brazos, mi pequeña hija, las lágrimas nublaban mi visión, su temperatura cambió con el paso de los minutos y ahí fue cuando entendí la realidad de la pérdida, no había ocurrido un milagro, no había vuelta atrás, aunque guardé esperanza hasta el último minuto”.
Estar en un área apartada en el hospital
Es necesario estar lejos de donde otros bebés han nacido, donde se escuchan llantos, flores y nuevos nacimientos. Los familiares deberán advertir al personal médico que entre a revisar a la madre lo que ha pasado, para que no llegue preguntando dónde está el bebé y los padres tengan que explicar lo que ha pasado, porque es algo que no entienden.
Las fotografías
Es muy importante tener un recuerdo, porque debido a lo traumático de la experiencia el recuerdo del bebé se desdibujará de su memoria y esto después llevará a intensos sentimientos de culpa por no poder recordarlo, esto ocurre con frecuencia.
Recoger sus huellas de manos y pies
Ofrecerlo en varias ocasiones. Algunos padres se niegan a tomar fotografías y huellas son una alternativa para conservar un recuerdo.
Reconocer que tenía un nombre
“Su nombre era Judith y aunque nadie lo escribió así en sus documentos, yo siempre la recuerdo por su nombre”. Aunque su vida haya sido corta existió y tuvo un nombre.
El significado de sus cosas
Cuando muere un hijo, las cosas personales son lo más cercano y palpable que se tiene. Se convierte en lo que nos acerca a lo que ha sido. “Lo único físico que queda de ella”. Al estar acompañado y darse el tiempo de hacerlo sin prisa. No se tienen que deshacer de todo para evitar el dolor al principio. Con paciencia y tiempo las cosas dejarán de ser importantes, entonces lo vivido es lo que permanecerá siempre en nuestro corazón.
El matrimonio
La mayoría de las veces el papá se pone en el rol de protección y sostén de la mamá, ya que ella tendrá que afrontar muchas secuelas físicas. Pero ambos quedaron con los brazos vacíos. Cuando el varón no afronta su duelo, lo comparte con su esposa, y se acompañan mutuamente la relación de pareja suele verse afectada.
¿Cuánto durará? ¿Cuánto debo esperar para tener otro bebé?
Un duelo saludable puede tener momentos de desconexión del duelo, hay partes de ti que no están en duelo. Tener otro hijo no es la solución al dolor por una pérdida gestacional. Dependerá del estado de salud, físico y emocional.
Podemos caer en depresión
La depresión es como una niebla que se instaura, la tristeza está constante, 100% del tiempo, en todos los aspectos y toda tu vida gira en torno a tu pérdida. El duelo duele y lo importante más que el tiempo es la intensidad del duelo. Con acompañamiento y una red de apoyo lo más probable es que en un año la intensidad del dolor ya no sea tan brutal. Si el entorno da la oportunidad de hablar y acompaña correctamente se elabora un duelo de forma más saludable y recuperas tu estabilidad emocional.
Corazones rotos por la pérdida
¿Cuál fue tu pérdida? Sabes que Jesús vino a consolar a los que sufren, vino a vendar tus heridas, sólo él puede sanar verdadera y completamente tu corazón y para hacerlo usará diferentes métodos. Duelo y depresión son dos cosas diferentes, el duelo dura un tiempo y siempre estará ahí el recuerdo, pero podrás continuar escribiendo tu historia y vivir con gozo aun después de haber pasado transitado el duelo.
Hoy Dios quiere hacerte libre de la depresión y la amargura que puede dejar un duelo complicado, hoy te pregunta ¿Quieres ser libre de la depresión y la amargura? ¿Quieres creerle a Dios? ¡Él puede hacerlo!
Isaías 61: 1-3 dice: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.
Hoy es el día para recibir estas buenas noticias, hoy Dios quiere vendar tus heridas, quiere escucharte, quiere darte libertad, por su buena voluntad quiere consolarte, quiere darte un óleo de gozo y un manto de alegría. ¿Quieres recibirlo?
Oración: “Amado Dios, creador de todo lo que existe, mi padre, una vez más ante tu presencia, ruego inclines tu oído y escuches nuestra aflicción, nuestro dolor, no entendemos por qué todo ocurrió así, pero confiamos en ti, en que tu tienes planes de bienestar para nosotros y que este duelo no es el fin de nuestra vida, danos un propósito para vivir, abraza a cada una de tus hijas presentes hoy aquí, recibimos tu amor, hoy te recibimos en nuestro corazón para que vendes nuestras heridas, te agradecemos por todo, en el precioso nombre de Cristo Jesús, Amén.”
Preguntas para los grupos pequeños
- Hoy nos daremos tiempo para practicar la Escucha Activa. Sin pretender responder nada, sin interrumpir.
- Define qué es el duelo con tus propias palabras.
- ¿Puedes identificar con qué frases tu entorno intenta negar, silenciar o invalidar tu duelo?
- ¿Hay alguien a quien tienes que perdonar por no haberte “acompañado bien” en este proceso de duelo? Recordar: Mateo 6:14-15
- ¿Quieres dejar que hoy Dios a través de su hijo Jesús te haga libre de un duelo complicado, de la depresión y amargura?
- Orar por cada una de las dolientes.