EL DUELO POR ABANDONO

EL DUELO POR ABANDONO 

 

El abandono de nuestros padres, de nuestra pareja, en la infancia o incluso de la sociedad, produce una herida que no se ve, pero el daño se siente cada día. Porque es un vínculo roto por donde antes se nutrían nuestras emociones y nuestra seguridad.

 

La persona que se marchó con el pensamiento de vivir una nueva vida dejando atrás una devastación en la vida de las personas que sufrieron dicho abandono, es ahí donde aparece el desinterés, la apatía y la frialdad. La idea de este vacío no tiene edad, es algo que todo niño va a percibir y que, por supuesto, llega a devastar a cualquier adulto. 

 

El abandono es ese sentimiento que nos hace sentir extraviados perdiendo en ocasiones la identidad misma, cuando un niño es abandonado por uno de sus progenitores o por ambos, cuando el esposo llega a casa y la encuentra vacía, sin la esposa que le prometió amarlo por siempre, cuando la esposa recibe una explicación que le resulta insípida al ser abandonada por el hombre que juró cuidarla y amarla, cuando los padres ancianos son abandonados en una casa de retiro y permanecen allí hasta el día de su muerte.

 

–Sufrir el abandono en la infancia supone muchas veces tener serias y grandes dificultades a la hora establecer relaciones estables en la edad adulta. Es común desconfiar, sentirse vulnerable, pasar por épocas de cierta apatía, ahí donde resulta muy complicado gestionar emociones como la rabia o la tristeza.

 

-Cuando una persona sufre el abandono de la pareja o el de la propia sociedad, puede llegar incluso a sabotearse a sí mismo pensando, que no merece ser feliz o amado, que no tiene aptitudes o que ya no merece la pena luchar por sus propios sueños.

 

-Asimismo, aparecen también problemas de codependencia o de necesidad de aprobación y reconocimiento: llegan a dar demasiado de ellos mismos a los demás, sintiendo que, más tarde, lo recibido no es igual a lo que han invertido. Esta dependencia afecta de forma negativa en la forma en la que se construyen los vínculos afectivos con otros.

 

En una situación de abandono es necesario reconocer las emociones y trabajar en ellas, platicar con alguien que te valore y valore tus emociones, puedes encontrar personas que escuchen tu historia con empatía y compasión.

 

Lee aquí acerca de alguien que sufrió abandono: 

“Entonces Jesús fue con ellos al huerto de olivos llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy allí para orar». Se llevó a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y comenzó a afligirse y angustiarse. Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo».” Mateo 26:37-38 NTV

 

Aquí leemos cuanto el Señor Jesús necesitaba la compañía de sus amigos, tanto que les pidió quedarse y orar con él, pero ellos se quedaron dormidos. 

 

Creo que si hay alguien que entiende de abandono, ese alguien es Dios, por tanto, es capaz de consolarte y sanar esas heridas que alguien más causó, es una decisión muy importante que necesitas tomar ahora y disponerte a trabajar por tu alma triste, enojada y herida.